Carlomagno

San Carlomagno, emperador

Carlomagno
Carolus Magnus, 'Carlos el Grande'


Rey de los francos (768-814) y emperador de los romanos (800-814)


Probablemente nació en Aquisgrán (Aix-la-Chapelle, en la actual Francia) el 2 abril del 742, hijo del rey Pipino el Breve y nieto de Carlos Martel. En el año 751 Pipino venció al último rey Merovingio y asumió el título real. Carlos, ungido para ocupar el cargo real siendo aún un niño, aprendía los rudimentos del arte de la guerra mientras iba creciendo, acompañando a su padre en varias campañas. Estas primeras experiencias fueron importantes, pues desarrollaron en el muchacho aquellas virtudes militares que, unidas a su extraordinaria fuerza física y a su intenso nacionalismo, lo hicieron un héroe popular de los francos mucho tiempo antes de que fuese su legítimo rey. Al cabo, en septiembre de 768, Pipino el Breve, previendo su fin, realizó la partición de sus dominios entre sus dos hijos Carlos y Carlomán. Pocos días después el anciano rey falleció.

Carlomagno


Carlos, de su padre, heredó el título de "Patricius Romanus" el cual traía consigo una obligación especial de proteger los derechos temporales de la Santa Sede. El más cercano y mayor amenaza para el Patrimonio de San Pedro era el vecino Desiderio (Didier), rey de los lombardos, y fue con este monarca que la viuda Berta había acordado una alianza matrimonial para su hijo mayor Carlos. El Papa tenía sólidas razones temporales para objetar este matrimonio. Es más, Carlos ya estaba, in foro conscientiae, si no por las leyes francas, casado con Himiltruda. A pesar de la protesta del Papa,  Carlos se casó con Deseada, la hija de Desiderio (770), tres años después la repudió y se casó con Hildegarda, la hermosa suaba. Naturalmente, Desiderio se puso furioso por este insulto, y los dominios de la Santa Sede fueron los primeros en sentir su ira. Carlomán murió el 4 diciembre de 771 .Por lo que Carlomagno se apoderó de sus territorios, pero los herederos de Carlomán buscaron refugio en la corte de Desiderio. Carlomagno repudió a su esposa y Desiderio dejó de ser su aliado. Desiderio se apoderó de tres pequeñas ciudades del Patrimonio de San Pedro. Por ello, el Papa Adriano I pidió la ayuda de Carlomagno, este, antes de tomar armas por la Santa Sede, envió comisionados a Italia para que examinaran el caso. Cuando Desiderio declaró que la toma de las ciudades pontificias era sólo como un pago legal de una hipoteca, Carlos, rápidamente, se ofreció a reembolsarlo con el pago de dinero. Pero Desiderio se negó a aceptar el dinero, y cuando los comisionados de Carlos informaron en favor de Adriano, el único camino que quedaba era la guerra.

En la primavera de 773 Carlos reunió toda la fuerza militar de los francos para invadir Lombardía. Sus batallas eran pocas pero eran muy fieras. No se poseen datos sobre el número de sus fuerzas, pero se sabe que su ejército, en orden de hacer el descenso más rápido, cruzó los Alpes por dos pases distintos: el Montcenis y por el San Bernardo. Carlos cruzo por Montcenis y la fuerza que cruzó por el San Bernardo estuvo comandada por el duque Bernardo. Los invasores encontraron a Desiderio esperándolos, quien se atrincheró en la ciudad de Susa; cambiaron su flanco y pusieron al ejército Lombardo en retirada. Con todas las ciudades de las llanuras abandonadas a su destino, Desiderio reunió parte de sus fuerzas en Pavía, su amurallada capital, mientras su hijo Adalgiso, con el resto de las mismas, ocupó Verona. Carlos, habiéndose ya reunido con el duque Bernardo, tomó las desamparadas ciudades que encontraba a su paso, y luego se centró en la captura de Pavía (septiembre de 773),Poco después (junio de 774) Pavía cayó y Desiderio fue desterrado. 


La espada de Carlomagno

Los siguientes veinte años de la vida de Carlos pueden ser considerados como larga guerra. Estuvieron llenos de una serie de asombrosas marchas rápidas de extremo a extremo de un continente cruzado por montañas, pantanos , bosques, y con pocos caminos. En el año 772, combatió las incursiones de los sajones en su territorio. Se embarcó en el 775 en una campaña para conquistarles y cristianizarles. La campaña se alargó durante treinta años. Estando las cosas de esta manera (776) los asuntos de Lombardía interrumpieron la cruzada en contra de los sajones. Areghis de Benevento, yerno del derrotado Desiderio, había formado un plan con su cuñado Adalgiso. La unión entre los poderes antedichos, todos hostiles al Papa y a los francos era una amenaza para el rey, Carlos descendió a Lombardía por el Paso del Brennero (primavera de 776), derrotó a Rotgaud, y dejó guarniciones y gobernadores, o condes (comites), como se les llamaba, en las ciudades reconquistadas, con ello, buscaba eliminar la capacidad de reagruparse  a los que se negaban a doblegarse. De echo fue Carlomagno que prácticamente borro a los sajones del mapa y se le indica como el responsable del exterminio del que fueron objeto mas que nada por ser calificados por la iglesia como herejes y fuerza del demonio debido a su creencia pagana.

  El episodio de la invasión de España viene después, según el orden cronológico. Los sufrimientos de la venerada Iglesia ibérica, la cual estaba bajo dominación musulmana, atrajo fuertemente las simpatías del rey. En 777 fueron a Paderborn tres emires moros, y el califa de Córdoba. Estos emires le rindieron homenaje a Carlos y le propusieron invadiera el norte de España; Según eso, en la primavera de 778, Carlos, con una fuerza de cruzados, que hablaban muchas lenguas, y que incluso entre sus miembros contaba con un grupo de lombardos, se movió hacia los Pirineos. Su lugarteniente de confianza, el duque Bernardo, con una división, ingresó a España por la costa. El mismo Carlos marchó directamente a través de los pasos montañosos a Pamplona. aunque Pamplona fue arrasada, Barcelona y otras ciudades cayeron, Zaragoza resistió. Aparte del efecto moral de esta campaña en los gobernantes musulmanes de España, su resultado fue insignificante, aunque la famosa emboscada en la que pereció Roland, el gran paladín, valiosos aliado en las fuerzas del rey, en el Paso de Roncesvalles, dio al mundo medieval material para su épica más gloriosa e influyente, la "Canción de Roland". 


El Imperio de Carlomagno

En el verano de 783 empezó un nuevo periodo en la vida de Carlos, en donde empezaron a darse algunos hechos menos agradables en su vida. Fue durante este año, según algunos cronistas, que un calor sin precedentes y la peste, fueron causa de la muerte de las dos reinas, Berta, la madre del rey, e Hildegarda, su segunda (o tercera) esposa. En el 788 sometió a los bávaros a su poder, y entre los años 791 y 796 los ejércitos de Carlomagno conquistaron el territorio de los ávaros (Hungría y Austria). Carlomagno había construido de hecho un Imperio y se había convertido en un emperador. 

El día de Navidad del 800, el Papa León III colocó sobre su cabeza una corona y la gente en la iglesia le aclamó como emperador de los romanos. 


La coronación de Carlomagno

Durante estos años, no tuvo nada parecido a la actividad militar del pasado; habían mucho menos enemigos que conquistar. Sus hijos realizaban algunas expediciones, como cuando Luis capturó Barcelona (801) o Carlos el joven, quien fallecería mas tarde, invadió el territorio de los Sorbs.En el 814 designó su sucesor al único hijo que le quedaba, Luis. 


La corona real

Su residencia favorita se situó en Aquisgrán desde el 794. En su palacio reunió eruditos de toda Europa, el más famoso de los cuales fue el clérigo inglés Alcuino de York, al que puso a cargo de la escuela palatina. La administración del Imperio fue confiada a unos 250 administradores reales denominados condes y emitió cientos de decretos, llamados capitulares, tratando un amplio abanico de asuntos, desde cuestiones jurídicas y militares hasta cuestiones relativas a monasterios, a la educación y a la gestión de los dominios imperiales. Carlos mostraba gran interés por el desarrollo agrícola del reino, y por el crecimiento del comercio, tanto doméstico como extranjero. La obra legislativa en lo civil que realizó Carlos, fue principalmente la de organizar y codificar los principios de las antiguas leyes francas; así, en 802, las leyes de los frisios, turingios y sajones fueron escritas. Entre sus principios, es importante  uno, en el que se decía que ningún hombre libre podía ser privado de su vida o libertad, sin un juicio realizado por los de su misma condición. El Imperio no se amplió después del 800; de hecho, ya en la década del 790 las costas y los valles ribereños sufrieron las primeras y temibles incursiones de los vikingos. Murió en Aquisgrán, el 28 enero de 814 antes de que la completa y destructiva fuerza de los vikingos se desatara sobre el territorio imperial.

 

 

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